Una de las propuestas únicas de venta que toda empresa debería priorizar es la innovación, a tal punto que diría que es necesario que forme parte de su ADN corporativo. Hoy más que nunca, debe ser el tema central y principal de todas las conversaciones con los clientes y de todas las sesiones de brainstorming. En mi opinión, a la hora de incentivar la innovación en una organización, hay varios factores clave. Entre los 5 primeros, pondría los siguientes:
Seguridad
No lograremos nada si primero no creemos que podemos hacerlo. Lo mismo sucede con la innovación. Cuando trabajamos para una organización de mayor tamaño, solemos contenernos porque pensamos que la innovación funciona solo con las fintechs o las start-ups. La realidad es que encontramos más oportunidades y herramientas en las empresas consolidadas. La clave está en descubrir los procesos internos que sean necesarios y encontrar grandes colaboradores que nos permitan pasar de manera más ágil de la idea al plan y a la ejecución. Si tomamos lo que sabemos más lo que vamos aprendiendo durante la marcha y armamos un conjunto de herramientas de mejores prácticas, nos servirá para allanar el camino hacia futuros emprendimientos.
Colaboración
Si ya tenemos la seguridad, ahora debemos encontrar colaboradores y un buen equipo de colegas e interesados con quienes podamos compartir ideas y conocimientos, y que, en definitiva, nos ayuden a llevar adelante nuestra visión. Otra de las ventajas de pertenecer a una empresa de mayor tamaño es que contamos con una fuente inagotable de expertos, equipos de trabajo y mentores, quienes hacen posible la colaboración interfuncional y que nuestra labor continúe de manera eficiente y fluida. Por eso, si establecemos conexiones dentro de una organización global que ya está integrada, podremos crear una red que posibilite la innovación y a la cual podamos recurrir siempre que necesitemos.
Determinación
El éxito genera seguridad, pero el fracaso transmite sabiduría. Lo que cuenta es lo que hacemos después del fracaso, aquello que aprendemos. Por eso, actuar con determinación es clave; desafiar el status quo, no tenerle miedo al riesgo calculado ni tampoco, en ocasiones, al fracaso.
Peter Drucker, uno de los padres fundadores de la administración de empresas moderna (y además un consultor colega), tiene una frase que dice: "Hay empresas a las que les va bien mejorando lo que ya hacen. Hay empresas a las que les va bien expandiendo lo que ya hacen. Y también hay empresas a las que les va bien innovando. Toda gran empresa debería poder lograr las tres cosas: mejorar, expandir e innovar, al mismo tiempo". En el mundo actual, donde todo muta, cambia y evoluciona constantemente a gran velocidad, esta es una verdad que se ajusta bastante. Si no incentivamos el ambiente y los líderes que nos permitan tomar buenas decisiones basadas en hechos y de manera rápida, que generen seguridad en el curso de acción que elegimos y que creen cierto apetito de riesgo, entonces tampoco podremos incentivar la innovación.
Esto nos lleva a la cultura, que es nuestro próximo punto: cultura que permita la innovación.
Cultura
Para poder nutrir exitosamente a un equipo innovador, primero debemos dar lugar a líderes orientados a la innovación. Esto implica promover la confianza, la seguridad psicológica, el flujo constante de ideas, conversaciones y esfuerzos que contribuyan a la innovación. Los equipos deberían sentirse cómodos y conectados con sus líderes y compañeros, con la certeza de que no solo está bien que asuman riesgos y fracasen, sino que están incentivados a hacerlo. Los equipos talentosos son una fuente inagotable de creatividad y la clave está en la estrategia que apliquemos como líderes para desbloquearla.
Curiosidad
A veces tenemos todo lo que se necesita para innovar: confiamos en nuestros líderes y en nuestro equipo, estamos mentalizados para lograrlo y contamos con colaboradores que nos ayudan a lo largo del proceso, pero no sabemos por dónde comenzar. Es aquí donde la curiosidad es la llave que nos abre puertas.
Si en algún momento te falta inspiración para innovar, pregúntales a tus clientes. ¿Qué puntos débiles ven como un desafío? ¿Qué tipo de insight necesitan para ayudarlos en el proceso de toma de decisiones? ¿Cómo podemos hacer realidad el futuro que imaginan? Si tomamos distancia y analizamos la innovación con una perspectiva comercial diferente, seguramente encontraremos la respuesta.
Hay muchos otros ejemplos de gigantes corporativos que adoptaron esta estrategia centrada en el cliente y alcanzaron el éxito. Un ejemplo es Lego, con su iniciativa de desarrollo de productos de código abierto, que evitó que la empresa enfrentara una situación financiera complicada con el cambio de siglo. Otro ejemplo es DHL, con sus drones de reparto, una iniciativa producto del crowdsourcing que mejoró el resultado final y aumentó los índices de satisfacción del cliente considerablemente.
Más que por la estructura de un equipo o por cualquier otra característica, la innovación es incentivada por nuestra forma de pensar, por nuestra diversidad, por creer que realmente somos innovadores. Por eso, espero que todos tengamos la seguridad suficiente para llevar a cabo nuestras ideas, para encontrar a los colaboradores ideales que nos ayuden a lograrlo, para dejar atrás nuestro miedo al fracaso, para confiar e incentivar un ambiente de trabajo que permita la innovación, y para tener la cuota de curiosidad suficiente para encontrar las respuestas que estamos buscando.